“Si naciste para martillo del cielo te caen los clavos”.
Fue el sexto, o el séptimo?, nacido de una mujer de un país africano, negro de piel, cultura, sanidad y política interna y externa. En el poblado, sus antecesores recolectores y cazadores. Apareció petróleo, o fueron diamantes?. La coacción de la Compañía internacional a la que “Papá Presidente” concedió la explotación hizo que tuvieran que llevarse su casa, el jergón y poco mas, al arrabal de la capital y buscar un espacio donde dormir y de vez en cuando incluso comer. Eso si en el chiringo de la esquina podían ver la televisión con antena parabólica el deporte internacional de elite, en el inglés de la calle que casi todos manejaban, entendían que los futbolistas de Inglaterra, España etc., a pesar de jugar, como ellos en la calle, ganaban dinero en cantidades que ellos no alcanzaban a entender y vivían en mansiones con coches de lujo.
En el “Club” casi siempre estaba uno de esos que decían que se podía llegar a esos “países de promisión” por unos pocos dólares y algo de valentía, ellos se encargaban de lo demás. Un día “Negro”, habló con un colega que le aseguró su llegada a España en pocos meses si conseguía la cantidad suficiente. Fueron duros los mese que “Negro” dedicó a conseguir el dinero, problemas con los suyos, los policías que querían su cuota y los colegas que buscaban lo mismo. Al fin llegó el día y tras “soltar la pasta” le entraron en un camión internacional en el que debía pasar el desierto. Oscuridad, hacinamiento, excrementos, y demás se le hizo familiar durante algunas semanas. En un lugar en que les echaron del camión, les dijeron que la ciudad fronteriza con Europa mas cercana solo estaba a varios días y tendrían que llegar como cada uno pudiera, que la frontera se llamaba Melilla o algo así. A partir de entonces cada cual “con su pellejo” debían buscarse la vida y mantener silencio sobre lo que como habían llegado a ”precio de muerte”. Tras muchas otras semanas de travesías , desprecios y extorsiones cruzaron un país en lo único que comprendieron es que si no tenias billetes todo eran obstáculos, con billetes se abría el camino. Al fin en Melilla , ya iba solo pues los demás habían desaparecido por el largo camino, se encontró ante un lugar en el que al lado de unas impresionantes alambradas había miles de otros que, como él, trataban de saltar al “mundo rico” aunque la ciudad estaba todavía en África.
El pasar la alambrada, los focos , los vigilantes y el mar le llevo otros cuantos meses, endureció en sus sentimientos y perdió escrúpulos para pisotear a quien fuera para llegar a su destino, volver era casi peor que seguir adelante.
Al fin llegó tras una difícil travesía, que algunos no resistieron, se los tragó la mar, desaparecieron sin que nadie supiera su nombre. Aquella noche sin luna cuando al llegar a la playa saltaron a la arena sabían que debían correr en cualquier dirección, mejor solos. Eso hizo pero al llegar a una carretera asfaltada, focos , sirenas y uniformes le sorprendieron. Una manta algo de comida y un “todo terreno” fue su primer contacto con él “la tierra de promisión”. Le llevaron a un lugar en el que junto a cientos de otros como él, le dieron comida caliente, algo de ropa limpia y algunas medicinas.
Cuando aquellos extraños con carpetas le hicieron preguntas sobre su país, fecha de nacimiento, enfermedades, solicitudes de asilo, etc. , empezó a entender que aquello resultaba más difícil de lo que le habían dicho.
Tras varios traslados entre sitios aislados que compartía con otros como él, aunque hablaran en otros idiomas, acabó en un Centro para “sin papeles” en el que hombres y sobre todo mujeres, le intentaban convencer de que lo mejor que podía intentar para quedarse era decir que las causas de su huida eran la política, sus inclinaciones sexuales y algunas cosas más que no llegaba a comprender. El hambre y cosas por el estilo no eran motivo suficiente. Eligió la homosexualidad y consiguió que le permitieran estar en un Centro con comida y cama durante varios meses mientras su “caso” se resolvía.
Cuando le dijeron que tenía que abandonar aquel triste pero relativamente seguro lugar en el que había empezado a adaptarse a este “extraño y frío mundo” ya le habían informado los veteranos de que buscarse la vida en una Región Pobre, como Extremadura, de un País Rico, como España. era difícil si uno no estaba dispuesto a aguantar casi de todo. Discriminación, prostitución, robo, extorsión eran cosas que debía asimilar casi como inevitables.
Cuando salió, uno de los pocos “compañeros veteranos” que ya estaba en la calle e incluso podía dormir y comer todos los días, le buscó un lugar que con el poco dinero que le habían entregado a su salida del Centro podía quedarse. Le advirtió del peligro de relacionarse con los que le propusieran negocios fáciles.
Pasaron varias semanas y en los sucesos del periódico apareció la noticia de que un inmigrante ilegal se encontraba grave en el hospital tras caer de un segundo piso tras una reyerta con otro negro.
“Negro Navajas” era el sospechoso de haberlo arrojado por el balcón, tras un enfrentamiento que parece tenia que ver con algún “negocio sucio”.
Ya desde la prisión , “Negro” pidió apoyo en su limitado español para intentar defenderse, esta vez ante los tribunales occidentales, de un destino que le había llevado de su África natal a un lugar en el que, para alguien como él, vivir refutaba bastante mas difícil de lo que le habían prometido. En el mejor de los casos si el abogado de oficio que le asignen consigue plantear bien la defensa le “caerán” varios años.
¿Relato negro?, Solo debes poner atención a la pagina de sucesos de los “medios” de tu pequeña o gran ciudad y te puedes llevar la sorpresa de que es algo mas cercano de lo que esperabas.
Lorenzo de Lemus Pulido, a 3 de Junio de 2009
Real como la vida misma. Vivído por nosostros en primera persona, desgraciadamente como espectadores impotentes de este drama cotidiano que parece no tener fin. Tan triste como morir ahogado en un canal de Bibao despues de cruzar el estrecho en patera