Entrevista a la directora de documentales sobre mujeres, Mabel Lozano (@lozanomabel), por la periodista Beatriz Pozo (@bea_pozo)
Para Mabel Lozano la trata de mujeres tiene un nombre, se llama Yamdy, Ana María o Ramona. Hace 10 años decidió dejar su carrera como actriz para dedicarse a dirigir documentales que sensibilizaran a la sociedad sobre este tema. Así, surgieron Voces y Escúchame. Su último proyecto Chicas Nuevas 24 horas, realizado con la ayuda de la asociación APRAMP, le ha llevado durante los últimos cuatro años a Argentina, Paraguay, Colombia y Perú, cuatro de los países con más víctimas de trata. Con motivo del Día Internacional de la Mujer, ha sido nombrada ganadora de la II edición del concurso Avanzadoras de Oxfam Intermón, que busca en España mujeres que avancen y hagan avanzar.
Eras actriz y modelo, pero lo dejaste todo para dedicarte a hacer documentales ¿Por qué lo hiciste?
Si de pequeña hubiera tenido referentes que fueran directoras de cine, lo hubiera hecho antes. Es muy importante tener referentes entre las mujeres para poder decir que podemos hacer de todo. Cuando yo empecé a trabajar como actriz y veía como dirigían a un monstruo como Fernando Fernán Gómez, yo quería ser el director, no su compañera. Eso siempre ha estado ahí. El detonante de ponerme detrás de las cámaras fue conocer de manos del proyecto Esperanza la realidad de las mujeres y niñas que son compradas y vendidas como bolsos y zapatos. Eso me hizo reaccionar y decir tengo que contar esta historia. Ese fue mi primer documental. Hace 10 años no se hablaba casi de trata, no se conocía, había esos topicazos de que la que es puta es porque quiere. Fue una suerte poder contar con amigos y compañeros que confiaran en que yo podría liderar un proyecto y un tema como este.
Esa idea de los referentes es la de Avanzadoras.
Claro, esa también es mi idea. Nos pasa en todo ¿Por qué no hay más mujeres en el deporte? Porque los grandes referentes son hombres Fernando Alonso, Nadal… Siempre se necesitan referentes. Nosotros tenemos una plataforma de mujeres cineastas que lo que hacemos es visibilizar la cultura a través de las mujeres y hecha por ellas. Somos el 50% de la sociedad, no se puede desperdiciar el 50% del talento. Además, es muy importante la pluralidad en todos los sitios. Las mujeres no podemos permitirnos estar en el tendido, tenemos que salir al ruedo.
Has dicho antes que la trata de mujeres era algo que hace 10 años se percibía en España como ajeno. ¿Eso ha cambiado?
Estamos contándolo desde muchos ámbitos todos los días. Es verdad que hay una doble hipocresía en la prensa, que por un lado denuncia y, por otro se lucra de los contactos, pero en general se sabe. En cualquier medio ves que con muchísima frecuencia se están deteniendo a redes que trafican con mujeres. Esas mujeres son captadas en sus países de origen bajo el engaño. Niñas y mujeres de entornos muy pobres, muy vulnerables. Son captadas en sus países de origen, pero son explotadas en el nuestro. Nosotros tenemos mucha complicidad. Es cierto que en sus países de origen no tienen una oportunidad, no tienen acceso a la cultura o la información y eso les hace ser muy vulnerables a los engaños y a los oportunistas que quieren ganar dinero con la venta de seres humanos, pero son explotadas en países como el nuestro. Es un delito que se rige por una única ley, la ley de la oferta y la demanda. Si no hubiera oferta, no habría demanda.
Ese tema, el de los clientes, lo trataste en tu documental Escúchame. ¿El cliente es consciente que esas mujeres están ahí obligadas?
Para eso hacemos documentales como Voces o Escúchame o Chicasnuevas24horas. Son acciones de sensibilización. Imaginamos que muchos lo saben, pero también por eso hay que hacer un trabajo de educación en los países como el nuestro, llevando estos trabajos a los institutos, universidades, etc. Mostrándole esa realidad a los chicos, que son los presentes y futuros consumidores, para que sepan que este delito con el que convivimos es una violación de todos los derechos humanos. El cliente, que es un prostituidor, consume y demanda mujeres cada vez más jóvenes y cada vez más niñas. Por eso vemos que el rostro de la trata se está convirtiendo en el rostro de niñas.
Esa educación viene, por tanto, de dos partes. Allí y aquí.
Son diferentes formas de educar. Aquí hay que educar en la igualdad y en el respeto en los institutos y en la universidad. En sus países de origen lo que hay que hacer es educar llevándoles a la escuela y que tengan la oportunidad de tener acceso a la cultura, a la información. Yo tengo una hija de 13 años y deseo para ella lo mismo que para Yandy, una de las protagonistas de mi documental, que tiene 14 años y es una víctima de trata con fines de explotación sexual. Yandy no tiene ni los mismos derechos ni las oportunidades que mi hija solamente por haber nacido en aquel lugar y no en este. Yo lucho porque tenga los mismos derechos. Volvemos a lo mismo, la educación, dale una niña un lápiz y cambiaras el mundo, porque harás que ella diga no.
Estas mujeres con las que has hablado logran superar en algún momento lo que les ha pasado.
Es muy duro salir de allí. Hay muchas ONG que trabajan en ello, pero lo más importante es que estas mujeres no pueden regresar a sus casas porque las personas que les han captado siguen allí, porque, al enterarse de donde vienen, sus familias o sus tribus suelen relacionar la trata con la prostitución, no con lo que es, una violación de derechos humanos. Muchas mujeres no pueden volver a sus familias porque no las aceptan y porque la persona que le ha captado sigue ahí, con lo cual el riesgo de volver es tremendo. Si se quedan en países como el nuestro, si no tienen un trabajo digno es muy difícil y el proceso de recuperación es muy largo y complicado
A la hora de contar lo que les ha pasado, la clave debe ser el miedo, miedo a que las deporten, miedo a que las pillen…
Claro, porque todo el mundo las utiliza. Las utiliza el que las capta, las utiliza el que las explota, las utiliza el gobierno para que denuncien. Por supuesto, que tienen miedo. Estas mujeres muchas veces han dejado a sus hijos en los países de origen y el que la ha captado sigue operando ahí. Siempre hablamos de cifras de mujeres que han salido o denunciado, pero esas son solo la punta del iceberg. Hay miles de mujeres más que no lo pueden contar, ni han salido porque realmente ponen en riesgo a su familia y a sus comunidades. La recuperación, el proceso de la normalización de estas mujeres a recuperar sus derechos y su vida, es largo, costoso, difícil y a veces imposible, claro.
Nota de los autores:
Esta entrevista es nuestra forma de celebrar el día internacional de la mujer, un colectivo mayoritario que sigue enfrentándose cada día a discriminaciones de todos los tipos y magnitudes. Desde aquí deseamos a todas la mujeres que como Mabel se atrevan a romper estereotipos y a convertirse en avanzadoras, mujeres que avanzan y hacen avanzar. Feliz día de la mujer.
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