Entrevista a Aura Cumes, pensadora, escritora, docente y activista maya kaqchiquel de Guatemala. Hablamos del entronque entre el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado.
Mujer maya kaqchiquel, Aura Cumes transita entre las veredas del activismo y la investigación. Afirma que los pueblos indígenas, agrietados por la historia colonial y la violencia permanente, siguen vivos gracias a la autorregulación de su existencia a pesar del Estado.
En esta entrevista conversamos sobre los movimientos de mujeres en Guatemala, el entronque entre el capitalismo, colonialismo y patriarcado, sobre los pueblos indígenas como sujetos despojables y las luchas descoloniales, además del horizonte político epistemológico de los pueblos mayas. Aura Cumes es pensadora, escritora, docente y activista maya kaqchiquel de Guatemala. Doctora en Antropología Social, diplomada en estudios de Género y Feminismo y maestra en Ciencias Sociales, gran parte de sus esfuerzos los ha centrado en la lucha contra el racismo y el sexismo.
En un ensayo autobiográfico dice que “mi actitud ante la vida es cuestionar y desafiar toda forma de dominación dondequiera que se encuentre. Trato de huir de los dogmas, del pensamiento único, pero sobre todo, de la hipocresía”. Una de sus propuestas es que “nuestras voces alcancen una condición dialogante”. Conversamos con ella en una entrevista telefónica desde Barcelona, a donde llegó para impartir el curso ‘Seguimos vivos. Pueblos mayas, colonización permanente y horizontes de vida’, en el MACBA (Museu d’Art Contemporani de Barcelona) a principios de julio.
Comencemos por la pregunta que articula el curso que impartes. ¿Qué ha mantenido vivos a los pueblos indígenas?
El
curso tiene que ver con la permanencia de los pueblos indígenas a
pesar de los procesos permanentes de colonización. Está vinculado a
la idea de que
la
colonización nunca acabó;
es decir, fue ayer pero a la vez es hoy. No entiendo la colonización
como una huella, sino que es hoy con los mismos aparatos con los
cuales empezó. Uno de los problemas que genera el proceso de
colonización es que no tiene que ver con que excluye o margina a los
pueblos indígenas, sino que los convierte en sujetos despojables y,
como tales, lo son permanentemente. En ese marco, los pueblos
indígenas seguimos vivos porque la colonización como proyecto que
pretendía colonizar la totalidad de la vida de los pueblos indígenas
no ha tenido éxito. Lo
que ha mantenido vivos a los pueblos indígenas tiene que ver con su
capacidad de autorregulación,
no dependen del estado colonial para vivir porque han buscado la
manera de cultivar sus propios alimentos, de hacer su propia ropa o
de buscar mecanismos de resolución de sus conflictos. En muchos
casos, existen mecanismos de autogobierno y formas de autonomía. No
depender del estado ha posibilitado su existencia. A pesar de que los
mismos procesos de despojo los ha llevado a niveles graves de
empobrecimiento y, en el caso nuestro, de desnutrición.
«La colonización convierte a los pueblos indígenas en sujetos despojables», Aura Cumes
Analizas el entronque entre el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado en América Latina. ¿No pueden discutirse por separado?
No.
Estoy completamente de acuerdo con la gente que piensa que Europa
ensaya el capitalismo con los procesos de colonización. El
capitalismo se constituye o necesita de la dominación de los otros
para existir. Por eso inventa la raza al mismo tiempo que inventa el
sexo para someter. El
capitalismo se fundamenta en el determinismo biológico de sexo y
raza y justifica su posibilidad de someter a las poblaciones que
considera inferiores por naturaleza o por acción divina.
Tiene que ver con las mujeres, por ejemplo, que fueron perseguidas
por lo menos durante tres siglos en Europa para colocarlas en el
espacio doméstico, considerado el espacio de la nada pero que es el
espacio de la vida al mismo tiempo. Esa lógica de despojo y
sometimiento se replica nuevamente con el concepto de la raza, otro
determinismo biológico posibilita el sometimiento de los ahora
inventados como indios. El
capitalismo necesita argumentos para despojar y el despojo colonial
lo hace a partir de la raza. El
despojo patriarcal lo hace a partir del sexo pero los pueblos
indígenas van a ser controlados o administrados a partir de la
configuración mutua del sexo y la raza. Hay
una articulación jerárquica y codependiente de la raza, sexo y la
clase social. Así es cómo el colonialismo racializó el genero y
cómo el patriarcado sexualizó la raza.
Aura Cumes: «El capitalismo se constituye o necesita de la dominación de los otros para existir».
Las
mujeres indígenas en Guatemala no solo lucháis por ser
mujeres.
Nunca
podemos luchar solo como mujeres porque desde la existencia de lo
colonial nuestros pueblos han sido perseguidos como tales, no
solamente por ser mujeres. De acuerdo a mi perspectiva, desde el
mismo proceso colonial se ensaya la manera de matar al indio, de
matar a la india y se reproduce de forma posterior en distintos
eventos, uno de los cuales fue, por ejemplo, el
genocidio
en
los años 80 en Guatemala. En cada uno de estos eventos, desde el
mismo proceso colonial, pasando por las dictaduras liberales después
de la creación del estado y el genocidio, las mujeres siempre han
sido sometidas para perseguir y controlar los pueblos indígenas. No
solo por ser mujeres sino para controlar a un pueblo entero.
Entonces, las mujeres indígenas no podemos hacer una lucha
exclusivamente como mujeres y tampoco podemos hacer una lucha
separada de los hombres, porque nosotras somos comunidad, somos
pueblo y somos nación. Una nación conformada y perseguida de esta
manera no tiene posibilidades de hacer una lucha separada, quizás sí
tiene posibilidades pero no es estratégicamente útil. Es cierto que
muchas veces los hombres no están en las luchas en contra de la
violencia que se ejerce de manera específica contra las mujeres
indígenas; no están porque también han sido colonizados desde su
masculinidad indígena. Pero esto no significa que las luchas como
pueblo no deban hacerse estratégicamente conjuntamente.
El problema es que tanto mujeres como hombres indígenas no han sido consideradas como sujetas políticas.
Sí.
La existencia que nos da el proceso colonizador es una existencia
como sirvientas, literalmente. Las leyes que se establecen después
de lo que formalmente se llama la época colonial someten a los
pueblos indígenas a la servidumbre y al trabajo forzado. Por lo
tanto, no nos hacen sujetas políticas desde la concreción temprana
de la ciudadanía. La
ciudadanía no es para la gente indígena. Es para los sujetos
blancos, principalmente hombres. Las
personas indígenas en calidad de sujetas políticas es algo que se
ha ido demandando. No somos sujetas políticas sino que somos
sirvientas que se revelan; es decir, criminales para los ojos
coloniales.
«Las leyes que se establecen después de la época colonial someten a los pueblos indígenas a la servidumbre y al trabajo forzado» Aura Cumes.
De hecho, en tu tesis analizaste la servidumbre doméstica, el colonialismo y el patriarcado en Guatemala, centrándote en la india como sirvienta.
Yo
lo que planteo es que la servidumbre doméstica recae en gran medida
sobre las mujeres indígenas, aunque no solamente. También recae en
muchos hombres. No es una opción laboral, es una institución de
servidumbre que desde los momentos primarios de los procesos
coloniales se fue articulando y que cobra mayor sentido en la
articulación de los estados naciones en toda Latinoamérica. La
posición de sirvientes que se dio o que se otorgó a las poblaciones
indígenas es muy similar en todos los países. Por lo tanto, eso
también configura nuestra existencia transnacional.
Cuando vamos a países europeos o a Estados Unidos también llegamos
con cuerpos marcados para la servidumbre y ese es, además, el lugar
que se nos otorga. Quizás nunca hemos trabajado como sirvientas y
venimos a estos países o en nuestros propios países somos
requeridas, pensadas o deseadas como sirvientas. La
racialización escrita en nuestros cuerpos es una racialización
configurada en la idea de que somos cuerpos para servir.
En el caso de las mujeres, haciendo el cruce entre lo que significa
ser mujer y ser racialmente inferior. La servidumbre que analizo en
la tesis no tiene que ver con un mecanismo laboral sino con una
institución en la cual ahora muchas mujeres indígenas están
insertas.
El territorio traspasa el posicionamiento de las mujeres indígenas cuando se lucha no solo por ser mujeres sino por su territorio. A su vez, cuerpo y soberanía son conceptos con mucha fuerza en Guatemala y América Latina. ¿Cómo los entiendes tú?
El
territorio es un espacio político pero también un espacio
espiritual. Un espacio de la vida. Espiritual no entendido como
religioso sino como el vínculo que se tiene con algo que no se puede
explicar materialmente. El
territorio es memoria, historia, colectivo,
es relaciones de reciprocidad con otras personas, pero no solo con
las personas: con los cerros, con el bosque, con el agua, con todo lo
que existe. Eso es territorio, lo que te da arraigo y existencia. Los
pueblos indígenas somos muy arraigados a nuestro territorio. Y el
territorio también nos da la posibilidad del quehacer político como
mecanismo de constituir o reproducir la vida. De igual manera, se
puede decir de los cuerpos individuales, entendidos como territorios,
que es lo que varias mujeres indígenas han desarrollado.
Particularmente, yo reivindico la posibilidad de que se nos respete
como pueblos preexistentes al estado colonial. Preexistentes en una
historia larguísima, y eso tiene que ver también con el
cuestionamiento del estado. Hay organizaciones indígenas y de
mujeres que no se pueden observar a sí mismas más allá del estado,
se piensa que sin el estado no somos nadie, pero
en
la realidad los pueblos indígenas existimos a pesar del estado. Y
esa preexistencia nos puede posibilitar luchas políticas por la
autonomía, entendida como un proceso mucho más amplio que solamente
autonomía política. Estas ideas son subversivas en nuestros
territorios,
son imposibles de pensar aunque mucha de la autonomía ya existe. Si
los pueblos indígenas no autorregularan su existencia no existirían
ya.
Aura Cumes: «El territorio es lo que te da arraigo y existencia»
La clave, entonces, ¿es mantener esas formas organizativas para resistir y regir las vidas?
La clave es mantener colectivamente esas formas de existir. En la medida en que nos arraiguemos a los parámetros individuales, en la medida en que pensemos en que lo que se necesita son empresas que nos den empleo, se va rompiendo la posibilidad de la reproducción más soberana de la vida. Dependeríamos para vivir del salario que nos llega desde afuera, olvidaríamos producir nuestra comida, nuestra ropa, cuidar el agua, olvidaríamos hacer lo vital para la vida.
Muchas
veces se considera a los pueblos indígenas como un grupo homogéneo,
pero existen muchas identidades. ¿Cómo entiendes tú la identidad?
Hay
múltiples identidades. Lo que ocurre también es que cuando existe
una lucha por las identidades entendidas bajo los parámetros de lo
racial o de lo cultural nos ubica en una trampa difícil que nos
podría llevar a un mecanismo de autoderrota. Nadie puede llenar un
decálogo de que significa ser indígena, por ejemplo, tanto en lo
racial como en lo cultural. Una de las propuestas que hemos hecho
desde hace varios años es la construcción de las identidades
políticas o la existencia de la política articulada de un nosotros
que va mucho más allá de elementos dispersos que pueden elaborar lo
que significa ser indígena. Se trata de mirar más lo que se busca
ser, teniendo en cuenta el futuro. Es importante aclarar que esto
tampoco se va a configurar sobre la nada, existen mecanismos que
tienen que ver con nuestras epistemologías, con la manera en la que
pensamos, con el presente, con las conexiones espirituales, pero
también con nuestras ropas. Para nosotras significa una segunda
piel, esa
ropa que portamos no es sencillamente una ropa, porque junto con la
ropa se vive el sufrimiento, se vive el dolor de la agresión
colonial que a la vez se transforma en una lucha política. Sobre
todos estos mecanismos se articula una identidad política como un
nosotros.
El
idioma también guarda otra cosmovisión y otra forma de ver y
entender el mundo.
Los
idiomas encierran un sentido del mundo. Los idiomas indígenas
encierran un mundo de un tiempo largo y para mí es muy importante
indagar el pasado a partir de los idiomas poniéndoles atención y
pensando desde el sentido del mundo que el idioma genera. Porque si
se piensa en español no encuentras la riqueza de este mundo. Pero si
dialogas y buscas el sentido del mundo a partir de nuestros idiomas
encuentras una riqueza de un mundo a otro, que fue trazado lejos del
Occidente y que se sobrepone a nuestras vidas. A
partir de los idiomas se articula ese nosotros, aunque muchas veces
ha sido herido y desestructurado.
Muchas mujeres indígenas no ven necesario ser o nombrarse feministas. ¿Cómo se entiende el feminismo desde la perspectiva de las mujeres indígenas?
En
muchos casos es una respuesta intencional a un feminismo que
reproduce de forma cruda lo colonial. Sucede mucho en Guatemala que a
las feministas las tenemos todo el tiempo a la par, hay muchas luchas
que hacemos en paralelo. La manera en la que este feminismo o estas
feministas producen su práctica política en el pensar y en las
relaciones cotidianas las jerarquías coloniales hace que las
indígenas no se definan feministas en esta relación. Formar parte
de ese feminismo o de esas corporaciones que terminan siendo en
muchos casos feministas significa llegar de una forma subordinada.
Así como nos subordina el racismo cotidiano.
El
decir “no me defino feminista” en muchos casos es un acto de
decisión mientras que el feminismo no se revise y se coloque como un
feminismo antirracista y anticolonial, como debiera ser. En
otros casos hay mujeres que consideran que las luchas radicales
también se pueden hacer desde un lugar que no es el feminismo. No es
el feminismo el que inventa mecanismos de revolución de otros
horizontes políticos, no se necesita ser feminista para hacer las
luchas. Este es otro posicionamiento. Pero también hay mujeres
indígenas que sí se definen feministas pensando en que solo desde
el feminismo se puede dar una lucha radical. Son, al menos, tres
posiciones que existen dentro de los pueblos indígenas.
Particularmente, las respeto mientras estas no nieguen la existencia
de los demás posicionamientos.
«No se necesita ser feminista para hacer las luchas», Aura Cumes
¿Qué opinión te merece el feminismo descolonial?
Están haciendo aportes importantes que están ayudando a pensar la manera en la que lo colonial configura el mismo feminismo, me parecen que ayudan a que se revise el feminismo y deje de reproducir una misión colonial en los países llamados del tercer mundo. Tanto el feminismo descolonial, anticolonial y antirracista son articulaciones importantes en estos momentos. Cada vez van ganando un poco más de fuerza las luchas descoloniales.
¿Qué horizontes emancipatorios proyectan los movimientos de mujeres indígenas en Guatemala?
A
parte de los movimientos de más de vieja existencia, como aquellos
que buscan la participación política o la construcción de
mecanismos de desarrollo con las ONGs, hay dos movimientos que están
siendo muy importantes en este momento: el de tejedoras y el de
comadronas. Ambos tienen una fuerza importante y están articulados y
dirigidos por las mismas mujeres indígenas. Las
tejedoras están haciendo ahora un cuestionamiento a los mecanismos
de apropiación de los tejidos indígenas que
hacen tanto personas particulares, como empresas y el mismo estado.
Además están
cuestionando la manera en la que el estado, a partir de la
cosificación y museificación de las mujeres indígenas, obtiene
créditos que entran a través del turismo, pero que no regresan a
las poblaciones indígenas.
Somos sujetas que le aportamos mucho al estado, pero sigue comiéndose
nuestras vidas porque no regresan nada de lo que nos expropian. Y el
movimiento de comadronas tiene que ver con la posibilidad de hacer
visible la persecución que existe hacia las parteras. Las comadronas
atienden en muchas comunidades hasta el 90 por ciento de los partos.
Sin embargo, el estado las persigue y las culpabiliza por las muertes
maternas y de niños y niñas. Este movimiento busca evidenciar la
persecución en contra de las mujeres, el vacío y la hipocresía del
mismo estado, pero también busca colocar
en la palestra de la discusión la existencia de una forma de
entender la vida, la medicina y la salud desde los pueblos indígenas
y desde las mujeres en particular.
En
tu discurso haces una clara distinción entre dominación y
explotación.
Ha
sido la izquierda la que reconoce la existencia de los procesos
coloniales, dentro de la dificultad que tienen para reconocer que lo
colonial existe en América Latina. Lo observó como explotación
económica y asemejando lo colonial con el feudalismo. Cuando
la gente indígena empieza a analizar lo colonial no lo observa como
explotación económica sino que lo observa como un mecanismo de
dominación mucho más amplio. Yo
lo observo como un mecanismo de dominación que tiene intención de
totalidad. Me refiero a que es una dominación que abarca el campo
ontológico, epistemológico, económico, moral, cultural,
espiritual, político….
Has venido varias veces a impartir cursos o conferencias. ¿Qué podemos aprender o que nos pueden aportar las luchas indígenas?
Es una pregunta que me estoy haciendo: en qué interpela a Europa este proceso de pensar. Europa en este momento ha sido interpelada por la migración de los países colonizados de América Latina, África y Asia. Europa se ve, se defiende y tiene miedo a partir de que llegan acá las personas colonizadas, pero tan solo es una forma de un regreso. Por ejemplo, me pregunto qué buscan estas sociedades, como el País Vasco o Cataluña, que en este momento están articulando procesos autonómicos. Me pregunto si esos procesos autonómicos se están pensado como constitutivos de una nueva república en donde todas y todos en su pluralidad podrían hacer un pacto político para constituirlas. Si los migrantes de América Latina y de otros países pueden pactar una nueva república o seguirán siendo sujetos de un estado colonial republicano que los ve como benefactores de ciertas formas de caridad. Si fuera de esta manera, la reconfiguración de las repúblicas autonómicas no están siendo novedosas. Ese tipo de cosas me parece que nos ayuda a pensar cómo estamos mutuamente constituidos Europa y América Latina a partir de procesos de despojo y jerarquización. Por otra parte, cuando vengo acá, siempre me pregunto si hay una escucha interesada y para qué. Indago en cómo podemos articular conversaciones francas que nos ayuden mucho más allá del mundo que nos ha constituido. Tiene que ver también con la posibilidad de pensar un mundo más justo, pero no porque yo sufra directamente una forma de dominación sino que aún no sufriendo esa forma de dominación estoy interesada en construir una forma de vida diferente.
Kattalin Barber23/10/2019
Visto en pikaramagazine.com