Este 9 de agosto es el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. En Nómada entrevistamos a Delfina Mux, coordinadora del Eje de Pueblos Indígenas de Oxfam en Guatemala, para conversar sobre el impacto que la pandemia tiene en la situación de los pueblos originarios.
POR FRANCELIA SOLANO. 9 AGOSTO 2020
Dicho impacto se aborda a profundidad en el estudio llamado: “Evitar el etnocidio. Pueblos indígenas y derechos territoriales en crisis frente a la COVID-19 en América Latina”, publicado el 21 de julio por Oxfam. El estudio puede descargarse acá.
El estudio se centra en el etnocidio de los pueblos indígenas en América Latina ¿cómo analizan la situación en el caso de Guatemala?
La verdad es que, si bien es cierto, es un estudio Latinoamericano, muchas de las situaciones que se presentan en el informe son un reflejo de lo que también pasa acá en Guatemala. Sin embargo es difícil sustentar algunos datos pues en Guatemala hemos tenido inconvenientes por ejemplo con el último censo, o hay información que no se puede encontrar porque no hay registro.
Estamos alertando a los gobiernos, tanto a nivel nacional como a los municipales que tiene que hacer algo para evitar la destrucción de la cultura de los pueblos indígenas, y de sus sistemas alimentarios y de justicia. Lo planteamos como alerta ante la falta de acciones focalizadas a la población indígena.
Con la pandemia de COVID-19 la situación se agrava aún más. También la situación de las mujeres indígenas se complica más de lo habitual. Un ejemplo de ello es el aumento de la violencia hacia ellas en sus hogares.
Un estudio de Oxfam este año mostró que el Bono Familia se centralizó en la ciudad y no en áreas rurales, donde hay más población indígena. ¿Qué impacto tiene esto?
A través de estos estudios se visibiliza que el abandono del Estado si es grande, tanto en servicios de educación, agua y desarrollo. Es por eso que se advierte acerca de este etnocidio cultural.
El tema de educación es uno de los temas que explican el porqué sucede esto. En este momento solo los colegios o algunas escuelas en las cabeceras municipales tienen acceso a tecnología. Pero hay comunidades indígenas sin acceso a energía eléctrica.
Las brechas de desigualdad en este sentido se pueden agravar y esta es una de las preocupaciones que Oxfam tiene. Es por eso que el informe es una alerta. Por eso comenzamos con la frase de que “mientras el mundo entero intenta ponerse a salvo, los pueblos indígenas agonizan y algunos podrían llegar a desaparecer”, aunque no es el caso de Guatemala.
Hablando del abandono del Estado a los pueblos indígenas, llama la atención que dentro de los informes está el dato de la inversión en pueblos indígenas en Guatemala, que es mucho menor que la población ladina o mestiza ¿Por qué pasa esto y que refleja sobre las instituciones?
En el caso de la inversión de pueblos indígenas, es el resultado de un mecanismo de apoyo a pueblos indígenas que hizo Oxfam junto con ICEFI. En este se estudió el presupuesto general del Estado en 2015. Se identificó que la inversión a pueblos indígenas no es la misma que se hace en las poblaciones no indígenas.
Alguno de los hallazgos más importantes es que el gasto y la inversión no se distribuye en igual proporción. La inversión en relación al PIB nos muestra que para pueblos indígenas hubo una inversión de un 2.2%, pero en población la ladina un 6.5%. Esto nos muestra que la inversión está centralizada y se ejecuta en las ciudades o cabeceras y no en las áreas rurales, donde se necesita, pues hay mayores indicadores de pobreza y desnutrición.
Al hablar de desigualdad en medio de una pandemia, surge la duda de que tanto acceso se pueda a tener a pruebas para COVID-19 o salud para pueblos indígenas. El Ministerio de Salud no desagrega los datos, así que no sabemos a ciencia cierta cuánta desigualdad hay para el acceso a estas.
El problema de la falta de datos para visibilizar estos problemas es grande, y como lo mencionaba al principio, por eso es tan difícil mostrarlo. Pero sin dudas en un contexto como este, la desigualdad se agrava.
Si no tenemos ni datos generales, menos tenemos desagregados por género, información étnica o de ruralidad. No podemos realizar un cruce de variables por falta de transparencia en estos. Los datos oficiales nos invisibilizan y presentan muchas limitaciones.
Así que si quisiéramos tener datos de COVID-19 por grupo étnico, no podríamos. Sin números no podemos saber cómo la pandemia afecta a estas poblaciones.
En una de las visitas de Alejandro Giamattei a Chimaltenango, un líder comunitario resaltaba la falta de información de los programas sociales en idiomas mayas. ¿Cómo este problema, de no hacer llegar información importante en idiomas maternos, influye en el etnocidio?
Recuérdese que uno de los desafíos más grandes de nuestro país es cambiar las relaciones que existe entre el Estado y los pueblos indígenas. Obviamente no existen políticas que en la práctica busquen una relación con los pueblos.
El idioma es otro aspecto, porque tenemos toda una serie de normativa política-jurídica y mecanismos institucionales para el avance de los derechos de los pueblos indígenas. Pero estos mecanismos han ido debilitándose a través del tiempo.
Por ejemplo la Comisión Contra la Discriminación y el Racismo, la Academia de Lenguas Mayas, la Defensoría de Mujeres Indígenas, existen pero al final son mecanismos con tan poco apoyo que no les permite alcanzar sus objetivos.
Este tema ya no se puede seguir postergando, porque si no va a seguir ocurriendo lo que pasa ahora, que hay grandes brechas de desigualdad que se van agrandando. Es un buen momento para que el estado las revierta.
¿Que se necesita para revertirla?
Lo primero, más información oportuna en idiomas mayas. Además hacer visibles a las personas a través de información estadística y esto es muy importante también para que las políticas sean coherentes con las necesidades de los pueblos.
En el tema de salud, necesitamos aplicar las políticas que están orientadas a los pueblos indígenas. Esto es urgente dentro del contexto de la pandemia y se puede hacer de una forma relativamente fácil pues ya está establecido y existen los mecanismo para ello. Es cuestión de voluntad.
El tercer tema es la focalización de los programas sociales porque son programas que siguen siendo centralizados. Por último es que los programas sociales sean pertinentes en contexto cultural. Por ejemplo, la asistencia alimentaria no siempre es acorde al sistema alimentario de los pueblos indígenas, porque muchas de las cosas que entregan son procesadas. Estas son las acciones más urgentes.
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