El pasado Martes 8 de Abril, varias personas de MAIZCA, asistimos a una mesa redonda en la Facultad de Derecho en la que participaban las organizaciones querellantes contra Efraín Rios Montt, acusado de genocidio y delitos de lesa humanidad. La mesa se celebró dentro de unos actos de reconocimiento por parte de la AACID (Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo) y la Junta de Andalucía en los que hicieron entrega de un premio a la CLADH (Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos) y AJR (Asociación Justicia y Reconciliación) de Guatemala, por su defensa de los valores democráticos y la promoción de la Paz.
Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Córdoba y superviviente de la matanza de los abogados de Atocha en 1977 habló de la necesidad de construcción de una justicia universal, de los peligros del silencio, de la inercia del silencio en la historia. Recordó el terrorismo de estado en Guatemala durante los años 1982-83, las campañas contra la guerrilla: la estrategia de «tierra arrasada», de «quitar el agua al pez», que acabaron con la vida de miles de personas y obligó al desplazamiento forzoso de numerosas comunidades indígenas.
Citando la frase del poeta Paul Éluard: «Si el eco de su voz se debilita, pereceremos«, cedió la palabra a los invitados guatemaltecos.
Anselmo Roldán (Presidente de la Asociación Justicia y Reconciliación) relató su vida, el testimonio de la masacre en su comunidad. El 14 de Marzo de 1982 murieron asesinadas 400 personas de su comunidad, 9 de su propia familia. Tenía 17 años. Años más tarde, a su regreso del exilio en México, fundó junto con otras comunidades, la Asociación Justicia y Reconciliación. En 2001 presentaron la demanda contra Ríos Montt. Anselmo dijo: «Teníamos un nudo en la garganta, lo deshicimos. Hoy tenemos esa libertad de hablar, de hacer. Vamos a romper el muro de la impunidad en Guatemala«.
También participó en la mesa redonda Héctor Reyes Chiquín, abogado del CALDH, querellante en la causa contra Ríos Montt. Habló de cómo ha sido el proceso, de la búsqueda de justicia y no de venganza. Señaló que era difícil pensar en luchar contra el «monstruo», contra el poder. Respetando lo establecido por las Comisiones de la Verdad dijo: «nosotros no estamos para juzgar. Para eso están los tribunales. Y eso hicimos». Querían probar la salud de la justicia. A lo largo de todos estos años de preparación se preguntaban si sería capaz la justicia guatemalteca de soportar un caso como éste. Relató todo el camino andado: cómo tuvieron que abandonar la idea de abarcarlo todo (5 regiones), y optaron por lo que podía documentarse mejor, lo que se podía probar: un período en concreto, una zona concreta, una etnia: los ixiles (Quiché).
Héctor finalizó su intervención señalando las dificultades: la anulación de la condena de 80 años de prisión para Ríos Montt sólo 10 días después del veredicto de culpabilidad. También criticó la suspensión de la jueza Yasmin Barrios, basada en irregularidades y presiones de determinados grupos de poder; el interés de sacar del camino a la Fiscal General Claudia Paz y Paz.
Y concluyó diciendo: hemos puesto el proceso » bien arriba» y no vamos a dejar que se «baje».
LA CALDH ha presentado denuncia en Washington ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos para lograr iniciar de nuevo el juicio contra Ríos Montt antes de la fecha señalada inicialmente (Enero de 2015). No quieren que el proceso se enfríe, que desaparezca del debate público internacional.
Sus testimonios fueron emocionantes.
Nuestra solidaridad y apoyo en su lucha por la justicia, y con el pueblo de Guatemala.